(A.A) Archivo de Acero



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Nacer un umbral en la mirada 

Me pregunto cómo puedo escribir sobre la obra de Pederrr sin pensar, ¿cómo evito cegar mi mirada a la luz de la razón? Y empiezo a escribir a oscuras: 


«El umbral de la mirada» es una invitación a jugar, hacer de la mirada cada pedacito del cuerpo, que todo el mundo guarda en su célula un recuerdo. 

En ese juego, veo un niño moneando en la playa, en el bosque, donde sea que sus pies y manos le hayan llevado a vivir una expedición. Un deseo andante por encontrarse con el mundo. 

Este niño sin conocer de dioses o reglas ama todo lo que toca y con ese amor, libre de toda lógica, levanta altares sobre un pedazo de madera, monta un teatrino con las piedras, conchas, plantas y pedazos de animalitos que llegaron aparecieron para asombrar sus ojos. 

Su mirada es nítida como un girasol. 

A quien se encuentre con la obra de Pederrr y este texto que ríe, para hacer nacer un umbral en la mirada no tema de ver el mundo a oscuras, porque no pensar es vivir una niñez infinita, donde «amar es la eterna inocencia, y la única inocencia es no pensar».

Anthony Guerrero








En esta escultura, Luna Lunares traslada el ejercicio del diseño gráfico a un plano tridimensional, estableciendo una continuidad entre el trazo vectorial y la construcción escultórica. El acero negro, cortado con una precisión que recuerda a gestos de branding e ilustración, se pliega en una figura totémica que evoca tanto lo vegetal como lo geométrico, lo ceremonial y lo tecnológico. Esta pieza se presenta como un artefacto orientador: una brújula poética, un vestigio que gira, tallando en su movimiento la memoria mineral del paisaje.

El trabajo del colectivo habita simultáneamente en Blender y en el mundo físico, reconociendo en ambos espacios los límites difusos entre lo visual, lo especulativo y lo matérico. Aquí, la imagen vectorial es una herramienta de representación y un principio constructivo. La piedra tallada —suspendida sobre la estructura como una luna rugosa— proyecta la ilusión de una levitación que desborda el peso de lo geológico. La obra se vuelve dinámica: se articula, gira, se deja leer como una criatura simbólica que pregunta por nuestra ubicación en el paisaje, no desde la cartografía, sino desde la imaginación y la sensibilidad.

En este dispositivo convergen el diseño, la escultura y el mito. Como señala Donna Haraway, “contar historias es una práctica material de mundo; contar bien, en cambio, es una forma de sobrevivir”. En este sentido, Dispositivo de orientación geográfica es una forma de contar y susurrar: un artefacto que no solo narra un paisaje andino alterno, sino que propone sobrevivir a través de su invención. Sus formas especulan con la posibilidad de una cordillera no-documental, donde las montañas ya no son masas estáticas sino signos móviles, figuras abiertas a la interpretación afectiva, táctil y gráfica.

La pieza se presenta como un sistema de traducción sensible entre lo natural y el gesto gráfico, entre lo espiritual y lo técnico, habitando ese umbral en el que los signos se confunden con las piedras y los vectores se clavan en la tierra como un alfabeto ancestral por venir. Así, la obra no orienta según los puntos cardinales, sino que desorienta productivamente: hacia la fantasía, hacia lo que aún no tiene nombre.

Davartis



Dispositivo de orientación geográfica, Acero negro, piedra tallada, 60x57x45cm, 2025









Shuni, 14.8 x 21 cm, 2024. Expo: Mámimo en ATres
Como si un apocalipsis tropical hubiera sido curado por un fanzine punk y coloreado por un marcador neón poseído y con furia, esta pieza nos lanza de cabeza a una erupción de caos y ternura desquiciada. La ilustración grita desde la tropósfera: volcanes felices, esqueletos de fiesta, palmeras que lloran ácido y un rave post-fin-continuación-del-mundo. Es como si el infierno hubiese aprendido a bailar cumbia.

La frase "Unidos por la devastación" parece un lema generacional, casi que político, pero dicho con una carcajada y un chorrito de gasolina. El rosa eléctrico atraviesa la escena como un rayo mutante: ilumina, infecta.

Me recuerda a la canción "Despair, Hangover & Ecstasy" de The Dø: una mezcla de destrucción gozosa, confusión bailada y placer incendiario.

Esto no es solo una imagen, es una advertencia: si el mundo arde, traigan las luces estroboscópicas.

Davartis










Si una vez dije que te amaba, hoy me arrepiento
Si una vez dije que te amaba, no sé lo que pensé, estaba loca
Si una vez dije que te amaba
Y que por ti la vida daba
Si una vez dije que te amaba, no lo vuelvo a hacer
Ese error es cosa de ayer

Si una vez, Selena, 1994

Davartis

Collar Te Amo, Sebastian Molina (Gorky), Acero inoxidable y grabado, 45cm, 2024









ninguna imagen me satisface, Isadora Parra, Grabado en monotipo parte de libro de artista, 80 x 28,75cm, 2025, Ed. 1/1
Aquella silla en donde aprendí a sumar y química básica, donde pegaba los chicles de fresa bobalu y un par de mocos, donde se me aplanó el culo y sudaba mi piel contra el pedazo de madera, donde mis nalgas permanecieron mi adolescencia e infancia, aquella silla donde nos enderezan la espalda, nos bajan las faldas y nos preparan para la oficina. Ojala esa silla se quiebre, se rompa, tiemble, sé que mi culo jamás volvera…

Anónimo









En Deseo, Kevin arma una escena donde la niebla y los objetos colgados en un árbol parecen estar atrapados en un conjuro silencioso. Hay algo ritual en la forma en que cuelgan esas piezas —como ofrendas de un deseo secreto que se entrelaza con la humedad del bosque. La imagen brilla con un flash frontal que corta la neblina y revela detalles que, sin luz, serían apenas susurros. Hay algo que me hace vibrar en esa forma de colgar cosas para que el mundo las vea o el viento se las lleve. La imagen no explica nada, pero lo sugiere todo: el anhelo, el duelo, la necesidad de dejar una marca aunque sea efímera. Es un susurro visual, una plegaria muda suspendida en la niebla. 

Davartis

Deseo, Kevin Morales, 25cm x 34cm, Inkjet print, Ed. 1/1, 2024







Me regalaron una Playboy, Fergie Farias, Collage, 28 x 21,4 cm, 2024
Pienso en Free the Nipple, ese movimiento estadounidense que empezó cuestionando la censura del torso femenino en redes sociales, pero que abrió un diálogo más profundo e importante: ¿de qué se quería liberar el pezón? No se trataba ùnicamente de la censura virtual, sino de la mirada sexualizante històricamente cultivada y sostenida, que ha moldeado la representación de la mujer contemporánea. Esta construcción alcanzó su epítome con la revista Playboy, una empresa que hizo negocio de proyectar y sostener una imagen femenina fabricada para el deseo ajeno. 

Los pezones se prohíben en unos y se exhiben en otros.

Si quieres  mostrar las tetas, estas serán sostenidas por su contexto sexual. 

Fergia Farías responde a esto a través del collage, utiliza retazos de la revista para reimaginar a la cuerpa como un paisaje barroco y monstruoso.  Nos da la “hipertetona” con ojos gigantes que todo lo ven, porque podemos ser ambas: observadoras y observadas. 

Antes, deseaba tener ese cuerpo de las revistas, ahora deseo desbordarlo, ser lo no descrito. 

Yo sueño con el día en que lxs cuerpxs no tengan que responder al deseo o la proyección del otrx, y quizás ahí, y solo ahí, el pezón pueda ser verdaderamente libre.

Andria Montero






Mikaela Arias captura el vuelo pasajero de una mariposa, primero la atrapa con la cámara digital y luego la revela en achiote con ayuda del sol, cruzando la tecnología contemporánea con técnicas más antiguas. 

El sol revela lo que la máquina registra.

 Así, la mariposa queda detenida en una huella roja, suspendida entre tiempos y memorias. Se despierta una pregunta: ¿puede el aleteo de una mariposa sentirse al otro lado del mundo? 

Basándonos en la teoría del caos, podrìa yo inferir que, esta acción mínima de la artista, puede provocar un cambio en la forma en que miramos a los seres vivos, una ola causa-efecto en su máxima expresión. 

Pensar en esta obra, logra hacer que me detenga a contemplar una hoja moverse, una hormiga cruzar mi campo de visión, y tratar de capturar su paso efímero en un recuerdo revelado en palabras.


Andria Montero


¿Puede el aleteo de una mariposa sentirse al otro lado del mundo?, Mikaela Arias, Antotipia, achiote sobre cartulina Canson, 10.5 x 9.5 cm, 2024.