(A.A) Archivo de Acero



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La obra de Renata me transporta a un sentimiento universal: el del apuro, el tránsito, el camino —sea en solitario o acompañado—, un impulso tan humano como la propia existencia, el simple hecho de ser un cuerpo en movimiento.

Al observar esta pieza, me encuentro con la universalidad de cualquier persona en cualquier parte del mundo: quien camina al trabajo, al médico, al museo. La mirada de Renata me devuelve a los principios más básicos de lo humano; me acaricia el cotidiano y me recuerda las características esenciales de existir en este planeta.

El gesto de partir de fotografías en movimiento para luego habitar prendas de ropa me resulta profundamente evocador. Son gestos que señalan al epicentro de lo humano: la prenda que adquiere movimiento desde el contenido hasta la tela, las piezas que se trasladan del cotidiano colectivo al cotidiano íntimo. Renata logra habitar el tránsito y al mismo tiempo encarnar al transeúnte.

Davartis





Transeúntes: Un manifiesto sobre cómo habitar un lugar desde la intencionalidad

Al ser humano le hace falta experimentar la belleza y la estética que activa los sentidos. A mis sentidos ya les hacía falta estar expuestos a algo que evoque la emoción y el aprecio por algo bonito. La exposición Transeúntes, de Renata Díaz Valdivieso, es un disfrute de los sentidos, porque dialoga con el espectador desde la intuición y la emoción causada por la admiración de lo estéticamente agradable. La exposición propone una manera de habitar los espacios, las ciudades, y el mundo desde un lugar encarnizado y vivo. El color de los vestidos, los reflejos de las luces en las calles de las fotos, y el toque personal de la artista hacen de ella una oportunidad para salir del lugar donde se encuentra uno y habitar otra realidad por un momento. 

Este viaje vicario es un diálogo entre la artista y el espectador, sin palabras, que permite al público desplazarse por el tiempo. Asimismo, cada elemento de la exposición le da un toque de vitalidad, como si las prendas diseñadas fueran manifiestos de una forma de habitar las ciudades intencional, adrede. Las vestimentas expuestas lado a lado con fotografías permiten al que mira sentirse como si estuviera cruzando calles y haciendo sus statements mientras transita. Conversando con la artista y escuchando un poco sobre sus ideas, conocí sobre sus raíces biculturales y su historia como una ciudadana del mundo. Transeúntes sugiere una forma original y más femenina de habitar las ciudades. Es refrescante y ofrece la posibilidad de escapar por un momento de la cotidianidad del paisaje.

Amina Alvear







«En el umbral de la mirada» tiene por efecto secundario la sensación de levitar. La obra de Pederr evoca un espacio liminal entre la lucidez y lo onírico. Entrar en su propuesta se asemeja al momento entre los últimos pensamientos conscientes y las primeras imágenes de un sueño: hay algo de riesgo y aventura, pero también de quietud y contemplación.

Su mundo está construido por el gesto de la recolección: coexisten objetos que aluden a paisajes y caminos recorridos. Están la piedra, la rama, el molusco: elementos comunes entre tierra y mar que sugieren lo mundano y tangible, pero también lo cósmico y ancestral, siendo producto de procesos planetarios acumulados a lo largo de escalas masivas de tiempo. Y no son solo los objetos, sino las relaciones entre ellos: el orden entre sí, sus posiciones, sus distancias. Están las franjas naranja neón que los unen y los separan, que los exponen y los contienen. Están los íconos metálicos y las ilustraciones risográficas, que acompañan como símbolos de una lengua oculta. ¿Qué vínculos secretos conectan a todos estos objetos? 

Recolectar y reordenar revelan una intención indiscutiblemente humana por dotar de propiedades y significados especiales a los objetos involucrados. Se convierten en amuletos, y el espacio que habitan, en un altar. El conjunto se transforma en un escenario para la ensoñación, la magia, o el ritual. Allí empieza la sensación de levitar. Olvidarse un momento del piso, para de inmediato permitirse flotar y entrar en el sueño. ¿Qué clase de altar ha construido este artista-recolector? Entro aliviado a un pequeño y etéreo jardín. Una rama cuelga vertical, central, hipnótica. Me rodean seres pequeños, pero secretamente poderosos. Los moluscos y piedras me observan de vuelta—me cubren con su protección, como cubren diminutos pero infinitos las extensas superficies del mundo. 

Andres Mora





En esta pieza de Pederr, lo que en un inicio aparece como un simple fragmento de tronco encontrado, se expande hacia un territorio simbólico y poético. La obra activa la memoria de un gesto infantil: el impulso de recolectar piedras, ramas, cortezas o musgos y guardarlos como pequeños tesoros. Ese hábito lúdico y sensible permanece vivo en el cotidiano del artista, y aquí se resignifica en un ejercicio de alquimia material.

El tronco —mitad corteza, mitad rama— deviene soporte de signos metálicos, varillas de estaño que evocan grafismos arcaicos, símbolos mágicos o diagramas de comunicación. Estos elementos inscriben un lenguaje sobre la superficie del objeto, y lo dotan de una voz, de un sistema de transmisión hacia otros fragmentos no humanos. Como si el tronco buscara reencontrar las partes de su cuerpo disperso, estos gestos metálicos operan como antenas, rituales mínimos de contacto y memoria.

La obra se sitúa en el umbral entre lo cotidiano y lo onírico: en ella conviven la materialidad bruta de lo encontrado y una dimensión imaginaria que convoca a lo invisible. Se percibe como un dispositivo de mediación con lo no humano, un artefacto que prolonga la fantasía del artista hacia un plano donde los objetos vibran, comunican y guardan secretos.

Davartis

El Umbral, Predro Guevarra aka Pederrr, Ensamble de madera y metal, 33 x 21 x 13cm, 2025







Nacer un umbral en la mirada 

Me pregunto cómo puedo escribir sobre la obra de Pederrr sin pensar, ¿cómo evito cegar mi mirada a la luz de la razón? Y empiezo a escribir a oscuras: 


«El umbral de la mirada» es una invitación a jugar, hacer de la mirada cada pedacito del cuerpo, que todo el mundo guarda en su célula un recuerdo. 

En ese juego, veo un niño moneando en la playa, en el bosque, donde sea que sus pies y manos le hayan llevado a vivir una expedición. Un deseo andante por encontrarse con el mundo. 

Este niño sin conocer de dioses o reglas ama todo lo que toca y con ese amor, libre de toda lógica, levanta altares sobre un pedazo de madera, monta un teatrino con las piedras, conchas, plantas y pedazos de animalitos que llegaron aparecieron para asombrar sus ojos. 

Su mirada es nítida como un girasol. 

A quien se encuentre con la obra de Pederrr y este texto que ríe, para hacer nacer un umbral en la mirada no tema de ver el mundo a oscuras, porque no pensar es vivir una niñez infinita, donde «amar es la eterna inocencia, y la única inocencia es no pensar».

Anthony Guerrero









En esta escultura, Luna Lunares traslada el ejercicio del diseño gráfico a un plano tridimensional, estableciendo una continuidad entre el trazo vectorial y la construcción escultórica. El acero negro, cortado con una precisión que recuerda a gestos de branding e ilustración, se pliega en una figura totémica que evoca tanto lo vegetal como lo geométrico, lo ceremonial y lo tecnológico. Esta pieza se presenta como un artefacto orientador: una brújula poética, un vestigio que gira, tallando en su movimiento la memoria mineral del paisaje.

El trabajo del colectivo habita simultáneamente en Blender y en el mundo físico, reconociendo en ambos espacios los límites difusos entre lo visual, lo especulativo y lo matérico. Aquí, la imagen vectorial es una herramienta de representación y un principio constructivo. La piedra tallada —suspendida sobre la estructura como una luna rugosa— proyecta la ilusión de una levitación que desborda el peso de lo geológico. La obra se vuelve dinámica: se articula, gira, se deja leer como una criatura simbólica que pregunta por nuestra ubicación en el paisaje, no desde la cartografía, sino desde la imaginación y la sensibilidad.

En este dispositivo convergen el diseño, la escultura y el mito. Como señala Donna Haraway, “contar historias es una práctica material de mundo; contar bien, en cambio, es una forma de sobrevivir”. En este sentido, Dispositivo de orientación geográfica es una forma de contar y susurrar: un artefacto que no solo narra un paisaje andino alterno, sino que propone sobrevivir a través de su invención. Sus formas especulan con la posibilidad de una cordillera no-documental, donde las montañas ya no son masas estáticas sino signos móviles, figuras abiertas a la interpretación afectiva, táctil y gráfica.

La pieza se presenta como un sistema de traducción sensible entre lo natural y el gesto gráfico, entre lo espiritual y lo técnico, habitando ese umbral en el que los signos se confunden con las piedras y los vectores se clavan en la tierra como un alfabeto ancestral por venir. Así, la obra no orienta según los puntos cardinales, sino que desorienta productivamente: hacia la fantasía, hacia lo que aún no tiene nombre.

Davartis





Dispositivo de orientación geográfica, Acero negro, piedra tallada, 60x57x45cm, 2025



La obra “Volar (solo)” me hizo pensar en lo que significa trabajar en equipo:
tener personas que se vuelven familia,
con quienes aprendemos a hablar un mismo lenguaje.

Aunque, Incluso rodeados,
el vuelo es solitario;
si nos aferramos al otrx, ambos perdemos equilibrio.
Entonces, volamos juntxs, 
en bandada, agitando el viento.

Qué alegría descubrir el momento de separarnos,
de crecer músculo, desplegar plumas,
impulsarnos,
y saltar.

Qué extenuante, recordar
que llegamos solos y solos nos vamos,
y que justamente por eso
podemos elegir a quienes acompañamos en el camino.

Andria Montero








Sobre la obra de Alex: 

El primer paso para sanarse siendo mujer, es reconocer que el  cuerpo que me habita 
es un cuerpo tejido por las palabras calladas, 
las sumisiones invisibles, 
los silencios heredados por nuestras madres y sus madres. 

Buscarme, es reconocerme en esta carne femenina, 
Abrir la herida y besarla
Dar un salto de fé, 
Rebelarme contra las decisiones del pasado
y no dejar que me encierren por las noches. 

Se puede habitar cuerpo femenino sin reconocerlo, 
pero eso significa que la herida sigue viva, 
perpetuándose en una misma. 

Las hembras sabes de vida y saben muerte
y reconocer estar en un cuerpo femenino es un paso hacia remendar 
de poco en poco 
puntada por puntada
la herida abierta por el patriarcado. 

Alexandra se enuncia cuerpo femenino y observa todo lo que esto conlleva, la misoginia, el sexismo, la sexualización, reconoce a través de su trazo que el cuerpo es un recipiente en donde se han introducido calificaciones masculinas, que el salirse de la norma se la castiga, pero que en la carne habita una fuerza indomable, que insiste en florecer. 

y por eso, su poder está en buscar la verdad adentro, en el espacio vacío que separa las costillas, en la sangre obscena que corre por su pierna y en la palabra no dicha que se escapa por sus uñas incrustadas en la piel.

Andria Montero









Shuni, 14.8 x 21 cm, 2024. Expo: Mámimo en ATres
Como si un apocalipsis tropical hubiera sido curado por un fanzine punk y coloreado por un marcador neón poseído y con furia, esta pieza nos lanza de cabeza a una erupción de caos y ternura desquiciada. La ilustración grita desde la tropósfera: volcanes felices, esqueletos de fiesta, palmeras que lloran ácido y un rave post-fin-continuación-del-mundo. Es como si el infierno hubiese aprendido a bailar cumbia.

La frase "Unidos por la devastación" parece un lema generacional, casi que político, pero dicho con una carcajada y un chorrito de gasolina. El rosa eléctrico atraviesa la escena como un rayo mutante: ilumina, infecta.

Me recuerda a la canción "Despair, Hangover & Ecstasy" de The Dø: una mezcla de destrucción gozosa, confusión bailada y placer incendiario.

Esto no es solo una imagen, es una advertencia: si el mundo arde, traigan las luces estroboscópicas.

Davartis






Si una vez dije que te amaba, hoy me arrepiento
Si una vez dije que te amaba, no sé lo que pensé, estaba loca
Si una vez dije que te amaba
Y que por ti la vida daba
Si una vez dije que te amaba, no lo vuelvo a hacer
Ese error es cosa de ayer

Si una vez, Selena, 1994

Davartis

Collar Te Amo, Sebastian Molina (Gorky), Acero inoxidable y grabado, 45cm, 2024





ninguna imagen me satisface, Isadora Parra, Grabado en monotipo parte de libro de artista, 80 x 28,75cm, 2025, Ed. 1/1
Aquella silla en donde aprendí a sumar y química básica, donde pegaba los chicles de fresa bobalu y un par de mocos, donde se me aplanó el culo y sudaba mi piel contra el pedazo de madera, donde mis nalgas permanecieron mi adolescencia e infancia, aquella silla donde nos enderezan la espalda, nos bajan las faldas y nos preparan para la oficina. Ojala esa silla se quiebre, se rompa, tiemble, sé que mi culo jamás volvera…

Anónimo









En Deseo, Kevin arma una escena donde la niebla y los objetos colgados en un árbol parecen estar atrapados en un conjuro silencioso. Hay algo ritual en la forma en que cuelgan esas piezas —como ofrendas de un deseo secreto que se entrelaza con la humedad del bosque. La imagen brilla con un flash frontal que corta la neblina y revela detalles que, sin luz, serían apenas susurros. Hay algo que me hace vibrar en esa forma de colgar cosas para que el mundo las vea o el viento se las lleve. La imagen no explica nada, pero lo sugiere todo: el anhelo, el duelo, la necesidad de dejar una marca aunque sea efímera. Es un susurro visual, una plegaria muda suspendida en la niebla. 

Davartis

Deseo, Kevin Morales, 25cm x 34cm, Inkjet print, Ed. 1/1, 2024







Me regalaron una Playboy, Fergie Farias, Collage, 28 x 21,4 cm, 2024
Pienso en Free the Nipple, ese movimiento estadounidense que empezó cuestionando la censura del torso femenino en redes sociales, pero que abrió un diálogo más profundo e importante: ¿de qué se quería liberar el pezón? No se trataba ùnicamente de la censura virtual, sino de la mirada sexualizante històricamente cultivada y sostenida, que ha moldeado la representación de la mujer contemporánea. Esta construcción alcanzó su epítome con la revista Playboy, una empresa que hizo negocio de proyectar y sostener una imagen femenina fabricada para el deseo ajeno. 

Los pezones se prohíben en unos y se exhiben en otros.

Si quieres  mostrar las tetas, estas serán sostenidas por su contexto sexual. 

Fergia Farías responde a esto a través del collage, utiliza retazos de la revista para reimaginar a la cuerpa como un paisaje barroco y monstruoso.  Nos da la “hipertetona” con ojos gigantes que todo lo ven, porque podemos ser ambas: observadoras y observadas. 

Antes, deseaba tener ese cuerpo de las revistas, ahora deseo desbordarlo, ser lo no descrito. 

Yo sueño con el día en que lxs cuerpxs no tengan que responder al deseo o la proyección del otrx, y quizás ahí, y solo ahí, el pezón pueda ser verdaderamente libre.

Andria Montero






Mikaela Arias captura el vuelo pasajero de una mariposa, primero la atrapa con la cámara digital y luego la revela en achiote con ayuda del sol, cruzando la tecnología contemporánea con técnicas más antiguas. 

El sol revela lo que la máquina registra.

 Así, la mariposa queda detenida en una huella roja, suspendida entre tiempos y memorias. Se despierta una pregunta: ¿puede el aleteo de una mariposa sentirse al otro lado del mundo? 

Basándonos en la teoría del caos, podrìa yo inferir que, esta acción mínima de la artista, puede provocar un cambio en la forma en que miramos a los seres vivos, una ola causa-efecto en su máxima expresión. 

Pensar en esta obra, logra hacer que me detenga a contemplar una hoja moverse, una hormiga cruzar mi campo de visión, y tratar de capturar su paso efímero en un recuerdo revelado en palabras.


Andria Montero


¿Puede el aleteo de una mariposa sentirse al otro lado del mundo?, Mikaela Arias, Antotipia, achiote sobre cartulina Canson, 10.5 x 9.5 cm, 2024.










Exhibiciones

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Anzuelo

Chris Vallejo


Compartir lo íntimo, lo aparentemente banal y sin importancia. Conocer las esquinas y los bordes. Conocerte (Chris) y escribir desde nuestro espacio y tiempo:

Así como las cuestiones de género están ahora integradas en la historia intelectual, política y social, el estudio de las emociones no debería evitarse por miedo a reproducir ideas estereotipadas. Sino que, una vez que se determina que son menos universales de lo que comúnmente se afirma (sin negar su carácter somático), hablar de ellas y de su discurso sucedáneo que respalda el lenguaje emocional es necesario aún cuando la descripciones de las emociones son tabú o cliché.

Thomas Dixon sugiere que la expresión de las emociones se relaciona con la historia bíblica de Adán y Eva: si bien originalmente controlaban sus comportamientos y sentimientos, todo esto se perdió cuando Eva mordió la manzana.1

Crear desde un lugar de ilusión perforando lo predecible e impredecible del enamoramiento.

Es la primera vez que Chris Vallejo no crea desde el hueco/la sombra/la cicatriz. Las conchas recolectadas son intervenidas por bordados que las perforan, sin violencia y con sutileza, pequeñas joyas. Pensando en la perla que se forma con cuidado dentro de la concha con paciencia, escondida. Pero acá está descubierta, tentando; quiere atrapar como el peristoma de una planta carnívora. Esta fantasía transitoria es el anzuelo que nos atrapa. 

El enamoramiento no solo ocupa un espacio emocional, es un lugar matérico. En esta muestra las piezas en sí son objetos que buscan activar ese estado, mantenernos alimentando esa emoción. Un lugar donde las jerarquías pueden desaparecer pero hay nombres que las aprisionan. 


- Gabriela Moyano, 2025

1 Thomas Dixon. From Passions to Emotions: The Creation of a Secular Psychological Category. Cambridge: Cambridge University Press, 2003. ISBN 0-521-82729-9.


Transeúnte

Renata Díaz Valdivieso





El trabajo de Renata se mueve entre la memoria colectiva y las vivencias íntimas, como un puente entre lo que se recuerda y lo que se siente, a través de objetos y fotografías investiga cómo los recuerdos se conservan, se transforman y se activan en entornos marcados por el movimiento constante. Utiliza “objetos de portar” —ropa, joyas— como “dispositivos de memoria” objetos que se transportan, que acompañan y condensan vivencias. Estos materiales funcionan como vínculos entre el pasado y el presente, entre lo íntimo y lo social. 

“Transeúnte” es un proyecto de investigación visual que se centra en estudiar cómo las personas y su movimiento conforman los paisajes urbanos mediante el movimiento. Este proyecto textil y fotográfico fué realizado con archivos fotográficos y de video de personas transitando por diferentes capitales del mundo, como Barcelona, Marruecos, Buenos Aires, etc, tomados entre 2018 y 2023, para posteriormente ser traducidos a diferentes superficies mediante técnicas analógicas y digitales. 

Esta colección homónima, es el primer capítulo del proyecto personal de Renata como diseñadora y captura un viaje personal y movimiento interno, donde los paisajes reales son re dibujados en base a las sensaciones dejadas por estos, de la mano de la memoria, pasando de lo analógico a lo digital y viceversa. 






El umbral de la mirada

Pedro Guevara (Peder)



En El Umbral de la Mirada, Pedro nos invita a habitar el espacio donde la atención se traduce en presencia. Esta muestra se despliega como una ramificación natural de su investigación de estar en el mundo desde un lugar sensible, en el que la mirada se vuelve umbral hacia lo que siempre está y no vemos. Utiliza prácticas cotidianas de recolección, escritura, dibujo y observación, desde donde cultiva un habitus atento que le permite percibir los objetos y la materia no como cosas inertes, sino como presencias vibrantes, capaces de resonar y co-crear sentidos. Inspirado por la ecopoética y el pensamiento de Timothy Morton, Peder articula un montaje rizomático donde ramas, piedras, palabras y fragmentos encontrados, revelan su singularidad a través de composiciones sutiles, casi silenciosas. Los objetos nos invitan a detenernos ante la inmediatez de lo visible, a aprender a ver de nuevo. Ejercita la percepción poética para reconfigurar nuestra relación con el afuera y nos devuelve, en cada pequeño hallazgo, la certeza de que el mundo siempre contiene algo más, algo aún no dicho, algo que, si prestamos atención, puede revelarse y transformarnos.






Horizontes Híbridos

Estudio Luna Lunares



Instalación conformada por escultura e  ilustraciones, Lunalunares imagina el paisaje desde sus materiales más elementales. La piedra no es un objeto terminado, sino un cuerpo en tránsito: de fragmento volcánico a cordillera.
Cada pieza forma parte de una cadena de transformaciones que, aunque inspirada en procesos geológicos reales, se permite desbordes e invenciones. El paisaje andino aquí se permite dejar los confines del imaginario en el que se ha encadenado; se le permite mutar, devenir en formas que se alejan de lo documental para proponer una fantasía andina: un universo donde las montañas que nos abrazan hablan directamente con la imaginación.

Los paisajes que emergen no están en los mapas, pero reconocen nuestra memoria gráfica y geográfica. Son versiones posibles de la sierra, modeladas desde la memoria material de la piedra y la proyección de lo que podría ser.




Punzar y Halar

Alexandra Salazar



El cuerpo castigado,
que siente vergüenza de desear.

El cuerpo castigado, 
subyugado a los mitos de la feminidad: 
 “la sábana ensangrentada como trofeo de tu esposo” 
y… “El esposo” 

El cuerpo castigado, 
vigila la falda rozar la rodilla de mi compañera, 
Desear, es el límite de una confesión que no se ha dicho
La idea de la “mala” mujer y  el miedo a serlo. 

El control visceral que nos maneja desde la infancia. 
La pubertad mediada por la mirada católica. 
Reza, vigila, arrepientete, 
Reza
Vigila
Arrepientete.

Se abre el pecho y revela la carne prohibida,
se abre para mostrarse humana,
para devenir recipiente donde se derramaron
las ideas torcidas de la "buena mujer".
Diseccionada, 
se fragmenta en búsqueda del instante,
del quiebre 
Cuando el sistema es más débil que la carne.
 Es en la víscera, en la sangre,
 en la costilla, en el pelo, en la piel
 donde la restricción se diluye,
 y el cuerpo, al fin, solo es.

La mirada de la niña, se enfrenta a la mujer
 ya no hay vergüenza,
 ya no hay culpa.
Teje con paciencia,
un territorio, donde la feminidad
se habita desde el afecto,
desde la rebeldía de ser,
de existir.
Se abre y se cose,
y en cada puntada,
se construye un hogar donde habitar sin miedo

Andria Montero





Máximo en Atres

recodo press



Máximo en Atres es una excusa para hablar de impresion en riso. A3 se pone en la bandeja de alimentación y en la salida de la máquina riso con la que imprimimos todos estos prints. Se escribe también A3 en el archivo en el que va el diseño final y en los ajustes de impresión de la ventana de preferencias. A3 como un lenguaje común de tamaño. A3 como una comunicación física, sistémica, eléctrica, artística, de corte, de mirada y de distribución de espacios. Nos ajustamos, nos hacemos sujetx de formato, amaestramos nuestras manos a la universalidad de esta dimensión.  En la riso se imprime máximo en A3.

Recodo hizo un intercambio de prints con cratera, editorial de riso en Brasil. En la muestra exponemos lxs artistas de ese intercambio. 




FLAN Vol. I
OTRA FERIA DE ARTE



28 artistas 
83 obras

Flan Vol. 1 abrió el 22 de febrero, inaugurando nuestro espacio dentro de Kaya Chocolatier.  ¿Nuestros objetivos? Apoyar el arte emergente local. Acero es una galería experimental dedicada a la representación de artistas emergentes y al desarrollo de proyectos de producción corta y mediana. Este espacio multifuncional se adapta a una amplia variedad de propuestas artísticas, incluyendo series, instalaciones,  obras de carácter site-specific, entre otras.

¿Quiéres comenzar/continuar tu colección?
Escribenos!

0978923433 / 0981381214